EL BARROCO EN PRAGA: LA CONTRARREFORMA Y SU ESTILO
Vamos a conocer el estilo barroco en Praga. En este artículo hacemos un análisis general del surgimiento y la historia del barroco para entenderlo. Si viajas a República Checa te recomendamos realizar una Visita Guiada Por Praga para conocer los mayores exponentes de este estilo en la capital Checa.
(relieve sobre la fachada de la Iglesia de Santiago, Ciudad Vieja de Praga)
El Renacimiento y el barroco
Para entender el barroco en Praga, debemos conocer y profundizar en el concepto del Renacimiento. Allí se van a determinar las formas generales estilísticas del estilo Barroco. Debemos explicitar tanto los vínculos esenciales que existen entrambos estilos o conceptos, como también sus diferencias.
Dentro de esta misma línea, al final de este examen pretendemos también comparar el barroco con otro estilo muy cercano, el nombre de Neo-clasisismo. El barroco y neoclasisismo, son dos caras de una misma moneda. Sin más, empecemos.
El Renacimiento comienza a adquirir fuerza especialmente en las ciudades italianas en el siglo XV. En esta época en los artistas, letrados y hombres de ciencias se entregan del todo a la antigüedad grecolatina.
En el arte figurativo o plástico si se prefiere, hasta entonces había sido la religión cristiana, casi el único motivo digno de ser representado. Ahora se mostraba un nuevo mundo, una nueva veta. La mitología pagana, y los artistas se van a dejar llevar por el amplio universo que ofrece este riquísimo mundo de historias y epopeyas. Además, su legado, indiscutiblemente de mayor relevancia, será el estilo de la antigüedad. Este era posible de encontrar gracias a las obras escultóricas conservadas.
El Estilo Clásico
En el estilo clásico, anterior a la cristiandad, hallamos sin duda mayor apego a las proporciones de los cuerpos. Un interés profundo por la complejidad de las formas ofrecida por el estudio de la anatomía. Cosa que no era la tendencia en el medievo.
La reaparición de estos modelos de la tradición pagana, significó dejar atrás aquel estilo tan austero y modesto, que rige durante toda la era medieval cristiana.
No solamente las artes plásticas se verán bajo este influjo de la cultura clásica, sino que la arquitectura misma vivirá su propia transformación. Adoptan los principios de construcción propios de la antigüedad. Será en esta época que comenzarán a ser construidos en Europa edificios con las famosas columnas griegas, y sus variantes.
En este edificio todavía están muy presentes los elementos de la construcción gótica del siglo anterior, pero es posible reconocer la inserción de columnas típicas del arte clásico o renacentista alrededor de las ventanas. Con el tipo de relieve en particular de estas columnas, reconocemos aquí el estilo jónico.
Este tipo de columnas, serán en adelante frecuentes de encontrar en los edificios posteriores. Sin duda son estas incorporaciones que trajo el renacimiento, las que pusieron los principios y rasgos técnicos que determinarán la llamada arquitectura barroca.
Transición del Renacimiento al Barroco
El renacimiento permitió que el espíritu europeo se encontrará con una parte de su tradición cultural y material que había quedado ensombrecida por la experiencia religiosa. Por otra parte coincide con una época de expansión económica importante, no debemos olvidar que en 1492 asistimos al descubrimiento del Nuevo Mundo.
Al mismo tiempo que la corte papal reclutaba a los más grandes genios de su época para llevar a cabo ambiciosos y monumentales proyectos arquitectónicos renacentistas. Por ejemplo la basílica de san Pedro, que dejará para la posteridad su ejemplar y magnífica cúpula, rasgo arquitectónico tan imitado y repetido por el arte barroco en Praga.
El renacimiento fue un periodo glorioso y magnífico. Con grandes logros y una apertura impresionante del conocimiento humano hacia otras esferas del saber. Pero la religión, estaba solo en apariencia perdiendo su protagonismo, pues todavía jugaba un rol fundamental en las sociedades europeas.
En España la monarquía isabelina unificaba la península bajo la autoridad de la cruz, unidad que estaba basada en la expulsión de los “enemigos” de la fe. Los turcos otomanos, pero bajo la uniformidad del Islam, se servían del mismo lenguaje intolerante, para justificar el cautiverio contra las minorías religiosas en sus dominios. Y para poner la guinda a este mundo hundido en el conservadurismo religioso, asistiríamos en 1517, a la experiencia de la Reforma religiosa, nacida en Alemania, acontecimiento que desgarraría por dentro y para siempre al cristianismo europeo.
La Reforma
La Reforma y la aparición del movimiento protestante se hizo rápidamente popular en el norte de Europa. Esto llevará a la sociedad católica mediterránea a cerrar filas y a afincarse en los dogmas de la tradición encarnada en la Iglesia Apostólica Romana, amenazada ahora justamente por la herejía alemana. La respuesta ante la disidencia será la llamada Contrarreforma, que adquiere carácter oficial a mediados del siglo XVI, tras el Concilio de Trento.
La Contrarreforma es la respuesta frente al desafío de poner la autoridad de los príncipes y el mundo laico por sobre la autoridad de la Iglesia como institución y poder. Responderá con más poder al clero. Una cultura profundamente reaccionaria afincada con más fuerza en la religión y en el absolutismo monárquico. Será un garante y protector de la tradición católica-eclesiástica.
Pero esta nueva política, no significará un retroceso desde el punto de vista artístico. No se vuelve al simplismo del arte medieval, sino al contrario, todas las fuerzas del virtuosismo de los artistas descubierta por el renacimiento, ahora debe y se pondrá en servicio de la religión católica.
Para los protestantes, por su parte, la religión de ser una cosa pública e institucional, pasará a ser por el contrario, una cosa netamente privada e íntima. En lo que respecta la representación de lo divino, los evangélicos vuelven hacia las fuentes originarias del cristianismo (evangelios) Hay una tendencia iconoclasta, o al menos reservada, con respecto al arte sagrado. Esto jamás negará la posibilidad del arte entre ellos, sino que abrirá en estos países un camino llano y libre hacia los motivos laicos y profanos.
La Contrareforma
Realidad totalmente opuesta encontraremos en la cultura de la Contrarreforma, la religión reclamará y luchará en todos los campos por su validez y gloria universal. Y para representar este fin, florecerán monumentales y espectaculares Iglesias de estilo barroco en Praga. Ya en sus fachadas y relieves parecen traer hacia la tierra la gloria del reino de los cielos. Estatuas de santos, de la virgen, de mártires y padres de la tradición abundarán dentro y fuera de los templos.
Y en el interior de este tipo de monumentos serán innumerables los tablados o altares, decorados por más estatuas, lienzos, bajo-relieves., querubines., etc.
Los artistas deben obrar conforme a motivos encargados por la cultura profundamente religiosa y reaccionaria de la Contrarreforma. En este contexto llevarán sus trabajos a niveles extraordinarios, exuberantes. A este estilo y aun época, le llamamos justamente el Barroco.
Aquí la cultura clásica o renacentista solo aporta su técnica y sus formas, no tanto así su fondo ni sus motivos.
Si uno de los triunfos del renacimiento fue justamente abrir nuevas fuentes de inspiración en el arte, con la Contrarreforma será la religión otra vez la que concentrará casi la totalidad de las representaciones artísticas. Las antiguas mitologías cederán su lugar a los motivos religiosos de la piedad cristiana. Simultáneamente se posiciona un arte que retrata el espacio cortesano aristocrático. Estas expresiones a diferencia de las manifestaciones religiosas, quedaron relegadas a la privacidad de los palacios y castillos de la nobleza.
El Barroco en Praga
En Praga y en toda Bohemia, la Contrarreforma comienza a manifestarse con mucha fuerza a partir de la guerra de los treinta años (1618-1648). Durante la guerra los rebeldes protestantes del país checo, fueron derrotados, ejecutados y exiliados, y la población fue sometida a un duro proceso de recatolización obligatoria.
Durante esta época y después, el arte barroco se convirtió en un medio fundamental para transmitir los valores de la concepción del mundo católico. La mayoría de Iglesias de Praga son justamente de estilo barroco. Aunque también existe la variante civil, el barroco se encarna ante todo como la expresión estética de la contrarreforma y su misión. Por lo mismo han de ser las Iglesias, conventos o monasterios los edificios donde hallamos sus ejemplos más relevantes. Veamos algunos ejemplos.
Iglesia de San Nicolás en la ciudad vieja de Praga
Esta iglesia es la famosa San Nicolás situada en la Plaza de la ciudad vieja de Praga. Data de las primeras décadas del siglo XVIII. Si observamos la fachada podemos reconocer algunos de los elementos arquitectónicos que ya hemos hecho mención aquí. Toda la edificación se sostiene a partir de las ya mencionadas columnas, que se ven alzadas puestas en pares alrededor de la puerta del templo. También las hallamos sistemáticamente otra vez puestas de dos en dos en todo el frontis.
En la cúspide vemos, y sostenida otra vez por columnas superiores, una cúpula central y dos torres. Toda la fachada está decorada en su exterior ya con estatuas, que representan a veces santos, autoridades eclesiásticas, y otros referentes de la religión.
Iglesia de San Salvador en el Clementinum
Este tipo de imágenes las encontramos también en una iglesia situada en el antiguo colegio Jesuita de Praga, San Salvador e Ignacio Loyola, por supuesto que de estilo barroco. El Clementinum, donde se planearon la mayoria de proyectos de estilo barroco en Praga.
En una época en que pocos leían, las imágenes eran un lenguaje bastante eficaz para transmitir y educar a la población dentro de los principios de la tradición católica. Esta iglesia está situada a la entrada sur del puente de Carlos.
El Puente de Carlos
El Puente de Carlos IV es además el más conocido parque estatuario barroco en Praga. Sus treinta estatuas comenzaron a ser colocadas allí a partir de la segunda mitad del siglo XVII, tras el término de la guerra de los 30 años.
Todas estas son imágenes religiosas de estilo barroco que se encuentran en uno de los monumentos más importantes del Gótico en Praga, creando una mezcla de estos dos estilos que se repite en varias iglesias y construcciones de Praga.
Justamente aquí encontramos la estatua más famosa de la ciudad, y que justamente se trata del héroe y símbolo de la cultura barroca en Bohemia, nos referimos a San Juan de Nepomuceno.
Los santos, dentro de la Contrarreforma, juegan un rol fundamental. Encarnan la legitimidad y el fundamento que transmite la tradición de la Iglesia. Esta transmite y se sostiene sobre el ejemplo que dejaron una serie de hombres piadosos. Cabe decir que esta tradición de cultos a personas de carne y hueso, no deja de ser polémica.
Es repudiada por los evangélicos y protestantes que suelen compararla con la idolatría pagana. Pero la Iglesia, el clero y las órdenes religiosas de alguna manera se aferran a ésta, puesto que allí está la justificación de su poder. Muchos papas fueron santificados, muchos concilios enseñan la evolución de la doctrina cuyos gestores y perfeccionadores fueron hombres santos.
La Iglesia del Niño Jesus de Praga
Otro símbolo esencial de la cultura del barroco en Praga, lo hallamos en la conocida como Iglesia del niño Jesus de Praga situada en Mala Strana, llamada Nuestra señora de la victoria.
Aquí en 1628 según cuenta la historia, fue puesta en su interior una imagen del Cristo niño, traída desde España, Andalucía. Por aquellos días Bohemia se veía azotada y amenazada frecuentemente por saqueos, invasiones y crímenes. Corría la cruel guerra de los 30 años, el país había sido ya destruido en 1620, y todavía le tocaría sufrir más ocupaciones por parte de ejércitos extranjeros.
En este contexto de un país oprimido y aterrorizado, la seguridad de la gente era nula. No les quedó más remedio que encomendarse a la religión y a sus símbolos. Así fue que, la imagen del niño Jesús durante esta guerra se ganó la fama de ser protectora y benéfica. Los praguenses, en masa, recurrieron desesperados a rendirle sumisión y adoración.
Hasta el día de hoy miles y miles de peregrinos del mundo católico acuden a la imagen para buscar su protección. Sin duda, el culto del niño Dios forma parte esencial de la cultura popular barroca dada en Bohemia a mediados del siglo XVII. Y en este mismo sentido debemos comprender el convento fundado a finales de este mismo siglo, que conocemos como Nuestra Señora de Loreto, situado en las cercanías del Castillo de Praga.
La iglesia de Loreto
Este convento, construido después de la guerra de los treinta años (1648) También encarna el culto popular a otro referente fundamental de la cultura católica barroca: La virgen María. Según se dice allí existen reliquias de la casa de la anunciación situada originalmente en Belén. Fueron trasladadas por ángeles desde la Palestina hasta la capital checa. Se trata esta de otra de las típicas leyendas que circulaban en la población por aquellos días. Este tipo de historias han convertido a este convento en un centro de peregrinación de fieles, en la actualidad una de las más famosas Iglesias De Praga.
Las columnas de la Peste en Praga
Ahora, si existe un símbolo de difusión muy popular, de la cultura barroca en el país checo y en los vecinos también. Las llamadas columnas de la peste. En toda ciudad checa de relativa importancia hallaremos alguna. Casi todas ellas se construyeron a comienzos del siglo XVIII.
Con más o menos aparataje, siempre se representa lo mismo. La virgen sobre la columna agradece al cielo el fin de las pestes, y suplica a Dios que se compadezca de los mortales e impida que llegue una nueva epidemia. A veces las llaman columnas marianas, o bien columnas de las pestes. Expresiones que representan la devoción de masas, propia de la cultura de los países católicos de la era de la contrarreforma.
El Barroco. El plan para la recatolización
Teniendo presente estos rasgos del estilo barroco, podríamos pensar que este estilo se presta para ensalzar lo irracional, para dar rienda suelta a la fantasía de manera arbitraria. Pero en realidad el estilo barroco, dista mucho de todo esto.
El barroco es ante todo un dispositivo cultural de carácter sistemático y profundamente racional en sus fundamentos estilísticos. Toda la exuberancia que encontramos en sus decoraciones, incitan la imaginación y pareciera proyectar esta abundancia hacia la totalidad o lo infinito. Pero tenemos también, que siempre se trata de lo mismo, un contenido profundamente religioso, pero totalmente controlado y organizado. Un mensaje con una eficacia simbólica bastante estricta. Si el barroco es supersticioso o aún ingenuo, es porque permite que la superstición y la ingenuidad participen y sean encarnados en este arte. Todo esto, para reproducir los valores propios de la religiosidad que se quiere sacralizar y sublimar: el catolicismo.
El ocaso del Barroco en Praga y la llegada del Neoclásico
Como últimas reflexiones, es importante destacar dónde encontramos los motivos históricos que permitieron al arte, y en definitiva a la cultura católica, despojarse de esta época. También de este tipo de estilo, o en otras palabras, identificar las razones que trajeron por término la Contrarreforma como política de Estado.
Muchas son las razones que explican este acontecimiento. Dentro del contexto de la historia del país checo, perteneciente a la Casa de Austria, debemos buscar en la consolidación de una nueva ideología en lo que respecta a la administración del Estado. El Despotismo Ilustrado, que comenzó a ganar bastante fuerza durante la segunda mitad del siglo XVIII.
El despotismo ilustrado
Las monarquías del centro de Europa, incluso en España y Portugal, aunque en mucho menor medida, siguiendo el ejemplo de algunos países del norte del continente, veían una mayor eficacia en la administración, fortaleciendo el poder estatal. En desmedro del que capitalizaba todavía la Iglesia. Esta última cada vez se veía como un estorbo en la tarea de modernizar los estados y el aparato burocrático, económico y jurídico. El fin práctico inmediato era la mejor recaudación y concentración de los impuestos. Muchos de ellos, percibía por diversas prestaciones, todavía el clero. Este aumentaba también, por medio del rico patrimonio de las órdenes religiosas, y las generosas herencias dejadas por generaciones de gentiles a estas instituciones.
En suma, la Iglesia, poseía gran parte del bien inmobiliario de los estados. No había otra manera que ejercer un poder coercitivo contra el clero. Las órdenes religiosas serían sistemáticamente expulsadas, y sus bienes confiscados, partiendo por los jesuitas. La Iglesia sería expropiada en un 90% de sus pertenencias. Esta fue la única medida eficaz para fortalecer la autoridad estatal, y poder comenzar de una buena vez con la secularización. La construcción de un Estado Moderno, cuya esencia está en separar al Estado de la Iglesia.
El Despotismo Ilustrado se dejaría también influenciar por las ideas liberales e iluministas de la generación de los racionalistas ingleses y franceses. Terminaron por aceptar que, dentro de los parámetros del buen sentido, cabía dictaminar la libertad de culto y la libre profesión de fe. Un símbolo de civilización, tolerancia, y ante todo, una suerte de alcance por parte del espíritu de una suerte de mayoría de edad, que lo exigía como una prueba de madurez y libertad.
Bajo este contexto la Contrarreforma perdió su piso. Ya no era necesaria, al contrario, era símbolo del oscurantismo. Asimismo su estilo por excelencia, el barroco, también irremediablemente debería ceder ante nuevas tendencias más seculares. Por lo demás el desarrollo de las ciencias empíricas, el creciente cientificismo, ligado al empoderamiento del mundo laico, dejaría obsoleto y superado el trasfondo supersticioso y fantasioso de la cultura barroca. Este estilo ya no sincronizaba con los nuevos tiempos.
En Bohemia esta ideología entró en decadencia, con María Teresa de Habsburgo, durante su reinado (1740-1783) se experimenta un declive del barroco bajo las características que hasta aquí hemos esbozado. Será durante su periodo que comenzará a ´popularizarse otro estilo que denominamos neoclasisismo, un estilo que ante todo es laico, y que poco y nada participa del arte sacro.
Basílica de San Jorge
Aunque podemos citar una iglesia que nos muestra una suerte de transición desde el barroco hacia el neoclasisismo, y aquí nos referimos a la basílica de San Jorge situada dentro del Castillo de Praga.
Esta iglesia originariamente del siglo X, fue prácticamente reconstruida en su totalidad durante la época Teresiana, pero en un estilo más conforme al gusto de la época. Las pocas estatuas en la fachada, y los pequeños espirales como detalles en los relieves junto a la puerta, podríamos denominarlos como rasgos barrocos del edificio. Sin embargo, la sobriedad del mismo, y el carácter más bien simétrico y austero en la disposición de sus columnas, ya nos da señal, de una suerte de ocaso del mismo estilo. Ya no se busca disponer de ese aparato exuberante desde las fachadas, ni tampoco el edificio se excede en sus dimensiones como lo hallamos en otros ejemplos. Ya corrían otros tiempos, el entusiasmo por la fe, también se moderaba y se entibiaba poco a poco.
Para conocer el interior de esta iglesia, el palacio Real y la catedral si visitas la ciudad de Praga puedes realizar un Tour al interior del Castillo de Praga.
Palacios del Castillo de Praga
La época de María Teresa de Austria, no se caracteriza por la cantidad de iglesias construidas, y las que ahora se construyen ni la sombra alcanzan de sus similares de las generaciones anteriores, ahora toda la inversión y la monumentalidad va destinada para alzar palacios de carácter civil asociados al poder del estado laico. Un ejemplo emblemático es el llamado Palacio Nuevo, que prácticamente abarca la mitad del complejo palaciego del Castillo de Praga. Este se puede visitar en las zonas de acceso gratuito del Castillo de Praga.
El Palacio Nuevo, es actualmente la sede del poder ejecutivo del país checo. Allí están las oficinas del presidente de la república. El estilo es justamente denominado neoclasisimo. Algunos le han llamado neoclasisimo de Viena o teresiano. Un estilo que encuentra su lugar dentro del contexto del despotismo ilustrado que en Austria puso las base para la posterior secularización. La separación del Estado y de la Iglesia, siendo el neoclasisimo justamente expresión del poder laico en desmedro del eclesiástico. En este sentido, barroco y neoclasisismo se oponen, o bien cada uno de ellos representa una cara de la misma moneda.
La Puerta de Los Titanes
El neoclasisismo, logrará traer de regreso aquellos motivos clásicos que no se conocía mucho en el arte público y de masas: la tradición pagana de la antigüedad. Símbolo de esto, lo representa la puerta María Teresa o de los titanes, si se prefiere llamar.
El arte clásico, en los países dominados por la Contrarreforma, había quedado como un patrimonio de privilegio exclusivo de la gente de alta erudición. Los círculos letrados de la cultura académica, o bien de coleccionistas aristocráticos, nobles que podían en su privacidad dejarse encantar por esta tradición. No estaba en las calles ni en el espacio público, pero éste en un contexto de secularización ya no tendrá objeción alguna. En géneros pujantes como la ópera y el teatro, se irá ganando más espacios dentro de la cultura popular. Hasta que desemboquemos en el romanticismo dónde lo clásico se transforma o bien en un cliché o bagatela, o bien, en una fuente rica para buscar nuevos vínculos identitarios más allá de la religión. Esto da un origen incipiente a los nacionalismos modernos.
Si vasa visitar la ciudad de Praga te recomendamos reservar un Free Tour al Castillo de Praga para conocer con detalle todas las zonas de libre acceso al complejo palaciego.
El Teatro de los Estados
Uno de los ejemplos más esplendorosos de la arquitectura del neoclasisimo es sin duda, el Teatro de los Estados, en la ciudad vieja de Praga. Fué inaugurado en 1783, en la época de Jose II de Austria, principal referente del despotismo ilustrado de la casa de Austria. En este lugar, un 29 de octubre de 1787, estrenaría allí con éxito Mozart su ópera titulada Don Giovani.
En fin, como último alcance, toda la pretensión y exuberancia del barroco en Praga, no llega a término con el ocaso de este estilo, sino que otras expresiones tardías como el rococó, seguirán esa senda abierta por aquél. Ya en un contexto cada vez más laico y profano, buscará y seguirá enriqueciendo los detalles, con relieves y otras extravagancias de esta naturaleza. Su fin era más bien la elegancia y la opulencia, más que los ideales propios de la contrarreforma, que posibilitó y le dio estilo y carácter al Barroco. Para conocer todoes estos monumentos y otros que se encuentran en el casco histórico de Praga no puedes dejar de hacer un Free Tour por la ciudad vieja de Praga si visitas la ciudad.
Andres Vidal Domingue